jueves, 15 de noviembre de 2012

No sé qué voy a ser de mayor.

No tengo ni la más remota idea.

Pero no es nuevo; nunca lo supe. De pequeña cuando me preguntaban me sorprendía. ¿Es que ya lo tenía que tener pensado? Ya iríamos viendo, ¿No? La respuesta más recurrente era veterinaria, porque me encantan los bichos, casi todos; pero llegado el temido momento de la selectividad lo descarté por dos razones.

La primera, que en Cantabria no hay, y a esa edad tan tonta irme de casa me aterraba porque maduré muy tarde. Mis 18 equivaldrían a, no sé, unos quince o así. Si ahora no estoy segura de poder sobrevivir cuando me independice (aunque tengo ciertas ganas...sobre todo de irme con el Rubio a que me cocine, me impida dormir con sus ronquidos épicos y me empotre contra la pared salvajemente) imaginaos cuando era una cría -por qué no decirlo-un tanto boba.
La segunda me la dio mi primer perro, Chispa. Chispa era un foxterrier para el que César Millán hubiera creado una nueva categoría más allá de la Zona Roja. No quería matar a otros perros: quería matarlo todo menos a nosotros, y eso mientras acatáramos sus reglas: no tocarle cerca del culo, no quitarle sus huesos ni acercarnos al cacharro de su comida, y otras que se iba inventando él sobre la marcha y te hacía saber a base de gruñidos. El día en que, para tratar a Chispa, la veterinaria tuvo que pedir ayuda a la secretaria que tenía allí, la cual se echó encima del perro para inmovilizarlo mientras éste producía unos gañidos furiosos -gruñidos horribles de Cancerbero que transmitían a las claras que quería matarte lo más rápido y sangrientamente posible- decidí que valoraba demasiado mis apéndices corporales como para ponerlos en tal peligro.

Y me metí a medicina no sé muy bien por qué. Yo no tengo vocación de médico en el sentido estricto, se sabe [1]. Estaba entre eso e historia y al final me dije a mí misma que historia podía hacerla siempre más adelante, pero medicina no, medicina era el ahora o nunca y además tenía más salidas laborales. Ja, ahora están fifty-fifty, con el desmantelamiento del estado de bienestar y eso. Pero bueno, que me lío.




"Doctora Princesa. Ni siquiera soy una princesa de verdad, Princesa es mi apellido." 
 Sep. estoy obsesionadísima con Hora de Aventuras.



Ahora que estoy casi acabando la carrera no sé en qué me voy a especializar. Nunca lo supe. Había seis años para decidir, y ahora resulta que es cuestión prácticamente de meses (bueno, si nos ponemos puristas, de un año) y sigo igual.

Vale, igual no, he conseguido ir descartando muchas cosas, como ginecología, por ejemplo. Yo jujus prefiero ver sólo el mío. Y dada mi niñofobia, pediatría también está descartada. La cirugía me atrae bastante, la verdad. Todo ese orden, ese contacto tan mínimo con el paciente, ese glamour de Anatomía de Grey, estaba chulo. El año pasado estaba ya con un pie inclinándose hacia cirugía general...Hasta que mi amiga L me propuso que, ya que había que escoger un servicio en Clínica Médica, escogiéramos Hematología.



Mi primera respuesta hubiera sido un no radical. Primero, porque en mi universidad Hematología se da un poco de culo. El responsable controla un huevo y se le ve que sabe mucho pero yo saqué un siete a base de empollar de memoria. No se le entiende. Habla en sumerio o algo así. Es un caos, una mierda, todo el mundo sale de esa asignatura sabiendo menos Hematología que antes de darla, y en algunos casos les cuesta varios intentos. Suele ser una de las que se les quedan pendientes a la gente que ya ha acabado todo menos esa asignatura. El horror. La confusión nunca esclarecida.
Y además, como el Rubio acaba de superar un linfoma (revisión en seis meses) pues me daba la sensación de que ya había tenido suficiente Hematología para el resto de mis días.

Pero resulta que L, que es una tía genial y con la que me río las tripas, conoce a uno de los residentes, y con el "anda, que vamos juntas" y "así vamos con éste y si tal nos deja escaquearnos"...Me apunté. Y me asignaron en la especialidad que había pedido, algo que debería pasar siempre pero no siempre pasa.

Y joder, resulta que en la práctica no tiene nada que ver con la asignatura. En la práctica mola. Saben de todo: neuro, antibióticos, algo de cardio...son como House pero además curan cánceres. Eso mola. Aunque algunos de los cánceres que curan se los curan a niños y eso no mola demasiado, por lo menos se los curan.



Ahora no sé si hacerme cirujana o hematóloga. Doctora Perr, cirujana general. Doctora Perr, hematóloga. No sé...Lo único que sé es que el rotatorio en Hematología termina mañana y me da bastante pena; que preferiría no tener que marcharme a Respiratorio y quedarme en Hemato unas cuantas semanas más. Pese a haber visto a unos cuantos viejunos bajar a la UCI para nunca más volver, y, lo peor, haber tenido que presenciar cómo se le comunicaba a la madre de un chaval de 29 años que le quedaban "pocos días" de estar con su hijo por fracaso del tratamiento...pese a que Hematología siempre, y más en el último año, ha tenido siempre una connotación negativa-agg, Hemato, apártate de mí, bicho sadomasoquista, decía la cara de la gente cuando les contaba dónde estaba rotando-me ha sorprendido mogollón.

Bueno, decidiremos en el último momento, en plan crucial.






[1] como dicen los dothrakis.

3 comentarios:

  1. ¿Y por qué no dentista, podóloga u oftalmóloga?. O endocrina. Lo digo porque creo que es donde verías menos sangre. Nunca me habría metido a estudiar medicina por no andar viendo sangre y tal (me traumatizó "Urgencias"), pero ya puestos cogería una de esas.

    A mí también me mola "Hora de aventuras" :)

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    1. Pues a mí me traumatiza ver mi propia sangre, cada vez que me tienen que hacer análisis es un show con mareo incluido...pero la de los demás no, oye. Lo que sí he comprobado que me marea es cuando alguien pega gritos porque lo que le están haciendo le duele, es como demasiao hardcore...por ejemplo, una colonoscopia que vi una vez a una chica joven, que por mucho anestésico que le metieran no paraba de quejarse y por mucho que fueran sólo nervios (en serio, chutes y chutes de anestesia, era imposible que le doliera tanto)no me moló nada...

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  2. No sabes lo que te admiro y envidio (envidia de la sana). Este año me enfrento a la selectividad con incertidumbre y miedo. Sólo quiero estudiar Medicina, es lo que más me atrae. Leyendo tu blog me he motivado y me ha servido para dejar el portátil a un lado y echarme a estudiar. Te admiro, te acabas de convertir en un modelo a seguir. Espero que te vaya todo bien y que pronto nos veamos en alguna consulta. Gracias por animarme indirectamente.

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